martes, 7 de octubre de 2014

Reflexiones sobre Aristóteles : Entre el ejercicio de las virtudes y la posesión de bienes exteriores (placer, riqueza, salud, etc.) y la de la búsqueda de la vida buena.



Aristóteles, nos dice que las virtudes son aquellas que nos van a permitir vivir una vida buena. Las cuales tienen que ver con acciones y pasiones, y estas van seguidas de placer y de dolor, por eso, es que la virtud esté referida a los placeres y dolores[1]. Para poder explicar la relación entre ejercicio de las virtudes y los bienes exteriores, primero tendríamos que tener en consideración un importante concepto como la eudaimonía; entendiéndose por ésta, como la acción misma, una forma de vivir, un conjunto de acciones para vivir[2], no solo el resultado de un efecto sino como un proceso, siendo ésta la bondad. También tenemos que distinguir la felicidad de la eudaimonía, pues la segunda se caracteriza por darse como un proceso, de valor de la propia acción. Haciendo un esfuerzo más por poder explicar la eudaimonía, será también  aquella manera de vivir, una manera que implica elección, de vivir una “vida buena[3]”.
Por eso, es posible creer que existen acciones que reportan placer, pero este placer es momentáneo. El fin último de la vida es; el placer, o sea de una vida voluptuosa; después la riqueza, como aquel afán de posesión; la virtud cívica, de una vida política; de conocimiento, de una vida teórica. Aristóteles nos dice que la vida tiene que ver con el placer, además valora los placeres, indicando que una vida buena tiene que tener placeres. El placer podría definirse por dos argumentos, primero, que el placer es el bien que buscamos, debe ser el bien del ser humano; y segundo, nos dice que el placer no es sólo acción y/o fin sino también un proceso.
Una vida buena supone cierta prosperidad material, podríamos llamarla riqueza; viéndose ésta como una vida por acumulación de capital, donde la riqueza no será una vida de ostentación, pues esto haría que los demás se relacionen con nosotros sólo por interés.  Por otro lado, la riqueza, por un argumento complejo se la conocería como la pleonexia, reconocida como aquel afán de posesión, como una forma de injusticia, y ésta atenta contra la comunidad y la justicia. Aristóteles cuestiona la pleonexia. Y nos dice, que el bien debe buscarse en este mundo, que el bien debe llevarse a la práctica, dejándonos llevar por la buena fortuna y esta nos recuerda que nuestra capacidad de planear las cosas es muy limitada, pues no podemos controlar todo. Podríamos decir que si uno es próspero los demás tratarán de imitar lo mismo y esto conlleva una vida buena.
Las virtudes están fuera de nosotros, pero las practicamos racionalmente, pues son guiadas por la prudencia, estas virtudes son formas de vivir que elegimos. Esta forma de elección no será heredada, sino se adquieren a través de la experiencia y tiempo, ya que, aprendemos a actuar virtuosamente a través de la práctica. La virtud es un término medio relativo a nosotros, este término medio es la percepción adecuada de las circunstancias y sus exigencias, los extremos destruyen la virtud; por ejemplo la valentía es una virtud en término medio, pero cuando se aleja de éste, hacía al lado más débil, se convierte en cobardía, y cuando se acerca al lado del exceso se convertirá en temeridad. Tomando como ejemplo de Antígona[4], la cual nos muestra la ceguera voluntaria de Creonte, que no quiere dar su brazo a torcer frente a lo que le dijeron Antígona, Hemón y Tiresias, creyendo que en sus acciones no está haciendo el mal, entonces; el término medio debería entrar en diálogo con los afectados (Creonte, Antígona, Hemón) para que, de esta manera por medio del discernimiento y la deliberación se pueda examinar los caminos posibles y poder elegir (entre el bien y el mal) o afrontar lo que venga.
El aprender de los contrarios, quiere decir, que las cosas (bienes) se destruyen por defecto y por exceso, Aristóteles nos ejemplifica con la robustez y la salud, el exceso y la falta de ejercicio destruyen la robustez, la bebida y la comida sin son insuficientes o excesivas, arruinan la salud, mientras que usadas con medida la producen, la aumentan y la conserva. Lo mismo ocurre con la templanza, la fortaleza y las demás virtudes.
La virtud es un modo de ser (hábito en la vida) selectivo (implica elección y libertad) siendo un término medio (evitar los extremos y examinar las circunstancias) relativo a nosotros, determinado por la recta razón (por la deliberación, por el mejor argumento) y de aquello que elegiría el hombre prudente (aquel que la comunidad reconoce como tal).
Algo muy importante en ejercicio de las virtudes podemos explicarlo a través de esta frase; una golondrina no hace el verano, ni un solo día, y así tampoco hace venturoso y feliz un solo día o un poco tiempo[5]; quiere decir que una buena acción no nos hace buenos, pues estas acciones buenas tendrán que realizarse toda la vida. Una buena acción no convierte en “bueno” al sujeto práctico, sino la elección de un modo de ser marcado por la práctica de las virtudes, un hábito permanente[6].
Además, no olvidemos que necesitamos de bienes exteriores para hacer el bien, teniendo recursos e instrumentos como la riqueza, los amigos, el poder político, para poder tener una vida buena, de felicidad.


[1] En Aristóteles (1985). Ética a Nicómaco. Madrid: Gredos (Libro II, pág. 22).
[2] Notas de clase; En Ética y Gerencia Social (20/04/2012).
[3] Notas de clase; En ética y Gerencia Social (20/04/2012).
[4] En Sófocles (1985).Antígona. Madrid: Gredos.
[5] En Aristóteles (1985). Ética a Nicómaco. Madrid: Gredos (Libro I, pág. 09).
[6] Blog de Gonzalo Gamio Gehri. En Una golondrina no hace el verano. Apuntes sobre identidad y narrativa. Dedicado a la filosofía práctica y a temas de justicia transicional, política democrática y derechos humanos. Este es un espacio dirigido a la discusión en torno a los conflictos culturales y políticos en el seno de un mundo plural y secular (27 de Abril del 2013).






REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

-        Aristóteles (1985). Ética a Nicómaco. Traducción de María Araujo y Julián Marías. Madrid: Gredos.

-   GAMIO G. (2013). POLÍTICA Y MUNDO ORDINARIO BOSQUEJOS POSTLIBERALES. Blog dedicado a la filosofía práctica y a temas de justicia transicional, política democrática y derechos humanos. Este es un espacio dirigido a la discusión en torno a los conflictos culturales y políticos en el seno de un mundo plural y secular.

-        SÓFOCLES (1985). Antígona. En Tragedias. Madrid: Gredos.





 

martes, 23 de septiembre de 2014

Una experiencia para no olvidar, la memoria y dignidad humana frente a las secuelas del conflicto armado interno “Hualla”



Como señaló la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR, 2003) el Conflicto Armado Interno (CAI) ha ocasionado la desaparición de personas, asesinatos, vejaciones sexuales y desplazamiento masivo de la población. De más de 2,000 habitantes para el año 1982, al término del Conflicto, el 20% fueron asesinados o desaparecidos y el 60% de la población se desplazó a diferentes ciudades del país, principalmente a la ciudad costeñas de Nazca, Palpa, Ica Pisco y a la capital de Lima.  Es importante señalar que los desplazados huallinos que llegaron a Lima se establecieron en diversos distritos de la capital. Entre los principales distritos donde hemos identificados una gran población huallina son los distritos de Santa Anita, Manchay y Lurín (EPAF, 2014). Como señala la CVR dicha violencia dejó graves secuelas  psicosociales en las poblaciones afectadas; como la pobreza, violaciones, viudez de mujeres, además de la desconfianza, desesperanza y miedo.

Habiéndome informado sobre el contexto, secuelas y características de los pobladores de Hualla, se realizó la planificación del trabajo, encontrando juntos un espacio reflexivo y técnico para la organización de actividades y estrategias de la visita de campo. El objetivo fue; “Conocer e intercambiar experiencias en el ámbito personal y expectativas para familiarizarnos con la comunidad de Hualla”.
Durante el encuentro con Hualla, existieron algunos aspectos particulares e importantes que señalaremos posteriormente. Como diría Montero, tenemos que planificar específicamente y con mucho detalle nuestro encuentro con la comunidad, pero también tenemos que considerar y tener la capacidad de dejar de lado nuestra planificación si el contexto en el encuentro es diferente al esperado.
Hubo comentarios sobre el destino de las exhumaciones y entierros de seres queridos, ante una necesidad de saber (información), apoyo en las marchas por sus reclamos. Manifestado sentimientos de "ser utilizados, no ser escuchados, ni tomados en cuenta". Además dijeron tener la preocupación de no saber cómo hablar con los hijos sobre las ausencias de familiares.  
Degregori (2013) nos menciona que el camino de las comunidades se da en dos tendencias, una por la descomposición y la otra por el fortalecimiento, esta segunda será la apuesta de nuestra propuesta. El tener sentimientos de estar en desventaja social por algo ajeno a ellos. Buscar unión de la familia, unión entre paisanos. Además mantienen un discurso que responsabiliza al Estado de sus demandas, como también una memoria presente de sus familiares y los sucesos de CAI. Pidiéndonos que podamos hacer un ejercicio de ponernos en lugar de ellos, tal como nos dijo un participante “si se pusieran en nuestro lugar, ojala les sirva de algo”.  Como grupo queríamos conocer y evidenciar sus logros y cualidades entre ellos, donde pudimos visualizar  por ejemplo; la casa como símbolo de unión familiar, esfuerzo-trabajo. En relación al ojo que llora; como un símbolo que les da tranquilidad, de reparación simbólica. De la mesa, representando a ellos y nosotros (equipo).

La apuesta  ética y política de la Psicología Comunitaria:
Representaré con un gráfico, del cual extraeré algunas ideas en relación a la dimensión ética y política de la psicología comunitaria, sin embargo no quiero dejar de lado las dimensiones ontológica, epistemológica y metodológica; desde dónde concebimos a estas poblaciones.
 


(Montero, 2004)
Fuente: Elaboración propia.

En cuanto a la dimensión ética y política de la Psicología Comunitaria, considerado como fin y medio transformador de una realidad (de poblaciones vulnerables), donde podamos tener la suficiente capacidad crítica de reflexionar en relación al “otro”, entre un nosotros y ellos, y viceversa. “Otro” concebido como un sujeto con  “poder”, conocimiento, fortalezas y recursos, desde la construcción de una relación de respeto, dialógica y horizontal, con la posibilidad de resignificar una relación  y encuentro basado en reconocimiento y capacidad de transformar una realidad situada. Una apuesta política por la transformación (Montero, 2004) de generación de cambio y ciudadanía por medio de un método dialógico, hacia la construcción de espacios saludables para generar sentido de bienestar, en relación consigo mismo y con los demás.
Pudimos encontrar algunas características y aprendizajes del contacto con los pobladores de Hualla. Tales son, la preocupación por la transmisión de la memoria a las nuevas generaciones desde otra mirada. 
Desde ellos, el parque de la memoria y el ojo que llora, era visualizado como un elemento reparador frente a la violencia política del cual están afectados, tal monumento  fue recomendado desde la CVR (2003) como un símbolo de reparación simbólica. Podríamos asumir que los familiares de Hualla se quedaron con la idea de que al organizarse, para fortalecer  sus vínculos y acercamiento, como un grupo y tener representante que nazca de ellos mismos, para que de esta manera puedan tener participación social y política.
Finalmente este proceso  de contacto con  comunidades afectadas por el CAI,  debe ayudarnos a repensar nuestras prácticas, como señalan Gamio y Sen: “Del trabajo de la razón práctica y de la libertad”. Como resultado no sólo la existencia única de identidades, sino plurales, en consecuencia supone “condiciones y exigencias de inclusión social y política”, la cual active la agencia humana (Tubino, F. et al. 2014). Que al fin  y cabo es la apuesta que tenemos desde la Psicología Comunitaria, acompañar procesos de fortalecimiento comunitario, hacia la autonomía y ejercicio de su propia agencia de los miembros de una comunidad, enmarcados desde una postura colectiva más que individualizada.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  •      Comisión de la Verdad y Reconciliación (2004). Hatun willakuy. Versión abreviada del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Lima: Comisión de la verdad y reconciliación.
  •  Degregori, C.  (2013). Los límites del milagro: comunidades y educación en el Perú. Lima: IEP.
  •  Equipo Peruano de Antropología Forense: EPAF (2014). Hualla. Lima.
  • Montero, M. (2004). Introducción a la Psicología Comunitaria: Desarrollo, conceptos y procesos.  Buenos Aires: Editorial Paidós.
  • Tubino, F., Romero, C. y Gonzales de Olarte, E. (2014). Inclusiones y desarrollo humano: relaciones, agencia, poder. Lima: Fondo Editorial PUCP.
  • Velázquez, T. (2014). Fundamentos y Ética en la Psicología Comunitaria: Ética en Psicología Comunitaria (En diapositivas). Lima: Maestría en Psicología Comunitaria.