Aristóteles, nos dice que las virtudes son aquellas que nos van a permitir
vivir una vida buena. Las cuales tienen que ver con acciones y pasiones, y
estas van seguidas de placer y de dolor, por eso, es que la virtud esté
referida a los placeres y dolores[1]. Para
poder explicar la relación entre ejercicio de las virtudes y los bienes
exteriores, primero tendríamos que tener en consideración un importante
concepto como la eudaimonía;
entendiéndose por ésta, como la acción
misma, una forma de vivir, un conjunto de acciones para vivir[2], no
solo el resultado de un efecto sino como un proceso, siendo ésta la bondad. También tenemos que
distinguir la felicidad de la eudaimonía, pues la segunda se caracteriza por
darse como un proceso, de valor de la
propia acción. Haciendo un esfuerzo más por poder explicar la eudaimonía, será
también aquella manera de vivir, una manera que implica elección, de vivir una “vida
buena[3]”.
Por eso, es posible creer que existen acciones que reportan placer, pero
este placer es momentáneo. El fin último de la vida es; el placer, o sea de una
vida voluptuosa; después la riqueza, como aquel afán de posesión; la virtud
cívica, de una vida política; de conocimiento, de una vida teórica. Aristóteles
nos dice que la vida tiene que ver con el placer, además valora los placeres,
indicando que una vida buena tiene que tener placeres. El placer podría definirse
por dos argumentos, primero, que el placer es el bien que buscamos, debe ser el
bien del ser humano; y segundo, nos dice que el placer no es sólo acción y/o
fin sino también un proceso.
Una vida buena supone cierta prosperidad material, podríamos llamarla
riqueza; viéndose ésta como una vida por acumulación de capital, donde la
riqueza no será una vida de ostentación, pues esto haría que los demás se
relacionen con nosotros sólo por interés.
Por otro lado, la riqueza, por un argumento complejo se la conocería
como la pleonexia, reconocida como aquel afán de posesión, como una forma de
injusticia, y ésta atenta contra la comunidad y la justicia. Aristóteles
cuestiona la pleonexia. Y nos dice, que el bien debe buscarse en este mundo,
que el bien debe llevarse a la práctica, dejándonos llevar por la buena fortuna
y esta nos recuerda que nuestra capacidad de planear las cosas es muy limitada,
pues no podemos controlar todo. Podríamos decir que si uno es próspero los
demás tratarán de imitar lo mismo y esto conlleva una vida buena.
Las virtudes están fuera de nosotros, pero las practicamos racionalmente,
pues son guiadas por la prudencia, estas virtudes son formas de vivir que
elegimos. Esta forma de elección no será heredada, sino se adquieren a través
de la experiencia y tiempo, ya que, aprendemos a actuar virtuosamente a través
de la práctica. La virtud es un término medio relativo a nosotros, este término
medio es la percepción adecuada de las circunstancias y sus exigencias, los
extremos destruyen la virtud; por ejemplo la valentía es una virtud en término
medio, pero cuando se aleja de éste, hacía al lado más débil, se convierte en
cobardía, y cuando se acerca al lado del exceso se convertirá en temeridad. Tomando
como ejemplo de Antígona[4], la
cual nos muestra la ceguera voluntaria de Creonte, que no quiere dar su brazo a
torcer frente a lo que le dijeron Antígona, Hemón y Tiresias, creyendo que en
sus acciones no está haciendo el mal, entonces; el término medio debería entrar
en diálogo con los afectados (Creonte, Antígona, Hemón) para que, de esta
manera por medio del discernimiento y la deliberación se pueda examinar los
caminos posibles y poder elegir (entre el bien y el mal) o afrontar lo que
venga.
El aprender de los contrarios, quiere decir, que las cosas (bienes) se
destruyen por defecto y por exceso, Aristóteles nos ejemplifica con la robustez
y la salud, el exceso y la falta de ejercicio destruyen la robustez, la bebida
y la comida sin son insuficientes o excesivas, arruinan la salud, mientras que
usadas con medida la producen, la aumentan y la conserva. Lo mismo ocurre con
la templanza, la fortaleza y las demás virtudes.
La virtud es un modo de ser (hábito en la vida) selectivo (implica elección
y libertad) siendo un término medio (evitar los extremos y examinar las
circunstancias) relativo a nosotros, determinado por la recta razón (por la
deliberación, por el mejor argumento) y de aquello que elegiría el hombre
prudente (aquel que la comunidad reconoce como tal).
Algo muy importante en ejercicio de las virtudes podemos explicarlo a
través de esta frase; una golondrina no
hace el verano, ni un solo día, y así tampoco hace venturoso y feliz un solo
día o un poco tiempo[5];
quiere decir que una buena acción no nos hace buenos, pues estas acciones
buenas tendrán que realizarse toda la vida. Una
buena acción no convierte en “bueno” al sujeto práctico, sino la elección de un
modo de ser marcado por la práctica de las virtudes, un hábito permanente[6].
Además, no olvidemos que necesitamos de bienes exteriores para hacer el
bien, teniendo recursos e instrumentos como la riqueza, los amigos, el poder
político, para poder tener una vida buena, de felicidad.
[1] En
Aristóteles (1985). Ética a Nicómaco. Madrid: Gredos (Libro II, pág. 22).
[2]
Notas de clase; En Ética y Gerencia Social (20/04/2012).
[3]
Notas de clase; En ética y Gerencia Social (20/04/2012).
[4] En
Sófocles (1985).Antígona. Madrid: Gredos.
[5] En
Aristóteles (1985). Ética a Nicómaco. Madrid: Gredos (Libro I, pág. 09).
[6] Blog de Gonzalo Gamio Gehri. En Una
golondrina no hace el verano. Apuntes sobre identidad y narrativa. Dedicado a la filosofía práctica y a temas de justicia
transicional, política democrática y derechos humanos. Este es un espacio
dirigido a la discusión en torno a los conflictos culturales y políticos en el
seno de un mundo plural y secular (27 de Abril del 2013).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- Aristóteles (1985). Ética a Nicómaco. Traducción de
María Araujo y Julián Marías. Madrid: Gredos.
- GAMIO
G. (2013). POLÍTICA Y MUNDO ORDINARIO BOSQUEJOS POSTLIBERALES. Blog dedicado a la filosofía práctica y a temas de justicia transicional, política
democrática y derechos humanos. Este es un espacio dirigido a la discusión en
torno a los conflictos culturales y políticos en el seno de un mundo plural y
secular.
- SÓFOCLES (1985). Antígona. En Tragedias. Madrid: Gredos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario