miércoles, 6 de septiembre de 2017

Vivir ¿qué significa vivir? Derechos humanos, el rol comunitario y el Informe Final de la CVR. Por Alejandra Orós Vengoa.

    A 14 años de la entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. El ensayo realizado por Alejandra, llama a cuestionarnos sobre la sociedad en la que nos estamos construyendo; de una sociedad que busca reconstruirse desde una reflexión crítica y con-sentido de empatía. La autora toma como referencias para su texto, la versión fotográfica de Yuyanapaq -para recordar (2015), la película de Salvador del Solar- Magallanes (2015), y el Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR, 2003). Este relato, viene cargado de emociones, reflexiones e interrogantes que Alejandra trata de responder-se-. Como estudiante y ciudadana señala algunas alternativas para generar la recuperación e integración de las personas afectadas por el conflicto armado interno a la vida pública y social del país, ella lo hace desde una introspección muy íntima y personal. Los invito y animo a leer el ensayo de principio a fin. Adelante.
    Luego de haber visto el interesante libro “Yuyanapaq”, haber leído detenidamente la lectura de “Las secuelas de la violencia” y haber visto la película “Magallanes”; puedo decir que realmente lo que sucedió en aquellos tiempos fue un hecho traumático que ha afectado en gran manera a las personas que estuvieron presentes en aquellos terribles acontecimientos. Quizás hasta el día de hoy siguen viviendo con el mismo temor de que vuelva a ocurrir semejante violación a sus derechos, y tienen razón para dudar y desconfiar, pues no es de menos todo lo que soportaron-tiempos de violencia (el subrayado el mío).
    El daño que ellos llevan ahora no solamente ha sido físico, sino lo que es peor, llevan heridas en su alma que no pueden sanarlas poniendo “una curita encima” o dejando cicatrizar porque sí. Así como perdieron a su familia, sus recursos, sus propios hogares, su propia dignidad. ¿Cómo recuperan todo ello? ¿Quién les devuelve la alegría de vivir por un futuro esperanzador? ¿Quién les asegura que un día despertarán sin miedos y sin la sensación de que algo les falta? ¿Quién les cura el pensamiento de que sí hay personas en quienes se puede confiar y encontrar apoyo? ¿Quién les devuelve la vida?
    El rol del psicólogo comunitario es más que trascendental en la vida de las víctimas, cumplir bien con su rol, cambiar las actitudes y pensamientos de las personas para que puedan vivir de una mejor manera, tanto individual como colectivamente. Realmente es un trabajo muy arduo, nadie dice que sea fácil, pero las víctimas están dañadas y por tanto, se les debe tratar con cariño al mismo tiempo de creer en sus capacidades para salir adelante. Asimismo, no sentir lástima por ellos, sino acompañarlos en el proceso de superar cualquier situación, cualquier dolor, cualquier trauma…Actuar también como seres humanos ayudando a otros seres humanos, nadie está libre de cualquier desgracia, y aquí es donde juega la empatía del psicólogo comunitario y en lo que radica su ética, respetando los derechos humanos de estas personas que han sufrido. Entender que no han sido respetados, el psicólogo comunitario debe acompañarlos en el proceso a recuperar esa fortaleza que si bien es cierto depende en parte del exterior, pero no es nada si las víctimas no colaboran con su cambio, de lo cual yo creo que son totalmente capaces.
    Al ver las fotografías del Yuyanapaq, me imagino estar en la piel de esas personas, hasta puedo sentir que mis latidos se aceleran más. Al leer los testimonios de las entrevistas hechas a las víctimas, puedo sentir cómo ellos procesan mentalmente su dolor, son totalmente conscientes y bueno sería que en realidad no hayan sentido nada; que pudieran olvidar el dolor así como nosotros somos capaces de salir curados de la pérdida de un ser querida, de una ruptura o de la pérdida de algún bien que luego recuperamos, para ellos no es así de fácil. Al ver “Magallanes” pude entender aún más cuán profundo es el dolor que ha dejado el terrorismo en la vida de las personas, que el dinero no cubre todo el daño causado, no cubre las heridas psicológicas ni la calidad de vida que se les arrebató, ni se les devuelve el presente diferente que pudieron tener. Celina (la ñusta), después de muchos y largos años todavía vive con el miedo y desconfianza de volver a ser vulnerada por sus perpetradores (el subrayado es mío).
    Por esto, es necesario que como sociedad actuemos para superar las secuelas de aquel conflicto y adoptar actitudes y acciones políticas que atiendan a los requerimientos de nuestra sociedad; y que este trabajo no tenga un límite de término sino que continúe para prevenir cualquier situación similar- para que no se repita. Ayudar y apoyar socialmente a las personas, para hacer valer nuevamente sus (nuestros) derechos humanos. Lo recomendó la CVR, y como sociedad debemos participar activamente (el subrayado es mío).

Personalmente (para Alejandra) este tema inspiró algo con un tono sentimental en mí, quizás poético, quizás artístico, aunque no me considere una maestra en esto, escribí lo siguiente mientras pensaba y me internaba imaginatívamente en aquellos tiempos:
Vivir, ¿qué significa vivir? Si en cualquier momento alguien te arrebata las alas y pisotea tus plumas, y aunque luche por reconstruir artificialmente algo que me ayude de nuevo a volar, ¿cómo impido mirar abajo y recordar la dolorosa caída?
Pues la gente me puede despreciar, pero ellos no entienden mis heridas, la gente solo me critica pero no ve que ya es suficiente con mi propio enemigo en la cabeza. Aquel enemigo que es mi única compañía en mi soledad, que me recuerda día y noche momentos bañados de sangrante zozobra.
Olvidar, ¿qué significa olvidar? Si el sol, las nubes, los animales, el viento, el campo, el verde pasto, todo… todo me hace recordar al lugar aquél de mi infancia, la que extraño y de la que huyo a la vez.
“Piensa en un futuro mejor”, “piensa que ya pasó”, pero,  ¿quién me devuelve mi pasado, las horas, los días y los años perdidos?, las lágrimas derramadas a lo largo de mi vida y de lo que me queda por vivir, vivir… ¿qué significa vivir? 
(Alejandra Orós Vengoa)
Fuente:
- Comisión de la Verdad y Reconciliación (2003). Informe Final de la Comisión de la Comisión de la Verdad Reconciliación. Lima: CVR.
- Instituto de Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Perú (2015). Muestra fotográfica Yuyanapaq. Para recordar. Relato visual del conflicto armado interno en el Perú, 1980-2000. Lima: IDEHPUCP. Recuperado de http://idehpucp.pucp.edu.pe/yuyanapaq/
- Salvador del Solar (2015). Magallanes. Lima.

viernes, 18 de agosto de 2017

El reto de la interculturalidad: análisis de caso


Los padres de Juan (de 14 años) acuden al colegio para presentar una queja al Director de la Institución Educativa, ya que su menor hijo viene siendo objeto de insultos y constantes amenazas por parte de sus compañeros de salón, quienes le dicen, que es un “cholo de mierda, que apesta y que debería volver a su pueblo a pastear sus animales. Asimismo, le mencionan que Lima no es para él, que “aquí los cholos siempre quieren pasarse de vivos”. Además, los padres, comentan la situación que vive su hijo dentro del colegio, refieren la que la última semana su hijo había querido quitarse la vida, pues no soportaba los constantes insultos y agresiones físicas por parte de sus compañeros. Según manifiestan los padres, algunos de los compañeros de clase del menor utilizan el término “cholo” de manera peyorativa para descalificar al menor y, además cada vez que el menor avisa al auxiliar de secundaria, éste le dice que tiene que “aguantar noma” que como era “cholo” nadie le haría caso. Los padres, provenientes de una comunidad de Cusco, fueron preocupados al colegio, ya que su hijo había reprobado varios cursos durante el año y su rendimiento escolar había sido el peor desde que empezó a estudiar en la capital, ellos vivían por el Agustino y su hijo estudiaba por el centro de Lima.
Por otro lado, los padres de Juan también son cusqueños, hablan poco español y tienen como lengua materna el quechua, se dedican a vender verduras en el mercado, la madre estudió solo Educación Primaria y su padre terminó Educación Secundaria. Por eso, consideran que “para que su hijo sea mejor que ellos”, debe terminar de estudiar y pueda salir adelante, “siendo profesional”.  Se esfuerzan por brindarle todo lo necesario para estudiar, pero no entienden: por qué su hijo ya no está bien en sus notas del colegio.
¿Cómo abordar este caso?
Considero sumamente importante llegar a este análisis del caso, sobre tres premisas importantes, las cuales son; problematizar, contextualizar y empatizar. Tomando como pasos importantes para entender y poder abordar el caso planteado, siendo estos conceptos de permanente cuestionamiento y atención.
Ante el caso planteado, el cual es de discriminación étnica y de procedencia, tenemos que ver, que los compañeros de Juan asumen ser de una mejor cultura que la del muchacho agraviado; desde mi análisis serían la expresión de una cultura hegemónica (compañeros) frente a una cultura subalterna (Juan). Entonces, sabiendo que la cultura está en constante cambio, y que no existen “culturas de pobres, ni culturas solo de cholos o solo de limeños”, ni la alta o baja cultura. La discriminación que ejercen contra Juan no está siendo positiva, sino denigrante y cargada de juicios valorativos que afectan la dignidad y el normal desarrollo de Juan en su vida escolar.
Se debe problematizar esta situación, como un concepto que busque reflexionar sobre lo que viene pasando el adolescente, haciéndolo desde la interculturalidad crítica, que me permitirá visibilizar la relación de poder en la que viene desarrollándose Juan. Por lo tanto, sería importante un diálogo con las autoridades de la Institución Educativa donde estudia Juan, en este caso buscaría entender de mejor forma, el contexto en el cual se está dando dicho caso, si realmente el director, como también los profesores y alumnos están siendo sensibles al caso. Se puede encontrar aliados en las demás instituciones del sector, para poder primero, encontrar ayuda psicológica para el menor, que sea atendido por un profesional, como también poder acompañar a  los compañeros que lo discriminan en un proceso de conocimiento y reflexión sobre sus relaciones entre pares. Segundo, fomentar que los jóvenes y el personal de la Institución Educativa puedan ponerse en el lugar de Juan, entender y reconocer, que así, el menor venga de otro lugar, también tiene los mismos derechos que ellos, y aún sea de otra cultura- es igual que ellos en deberes y derechos- es un ciudadano. Tercero, fomentar la tolerancia y el diálogo intercultural, como un proceso paulatino que se irá dando poco a poco, sabiendo que será un actuar impostergable para un actuar pertinente. Como reflexiona Tubino (2005): como apuesta ética y política.
Las personas suelen olvidarse que estamos en constante relación de unos con otros:relaciones humanas; entonces, se debe entender y aclarar la consecuencias que viene pasando el adolescente y señalarle al director y docentes que dependerá de ellos y las estrategias de inclusión que tengan, para que Juan se integre a su salón y para que su salón lo integre a él. Además que buscaría entrevistar a los menores implicados y a sus familias, para conocer el contexto y dinámica social donde se van formando ellos, pues de acuerdo a esto buscaría junto a ellos, poder reflexionar sobre la relación que vienen teniendo con alguien tan igual que ellos, en dignidad y derechos.
Finalmente, se debe reflexionar con Juan sobre su propia “agencia” frente a lo que viene pasando, de elegir su propia forma de vida y cómo afrontarla, siendo un aspecto importante la resiliencia que pueda tener frente a lo que le viene pasando con él. Además, dar un acompañamiento a los padres, quienes serán una figura de seguridad y acojo para el menor, frente a futuras situaciones similares.

Bibliografía
Tubino, F. (2005). La interculturalidad crítica como proyecto ético-político. Encuentro continental de educadores agustinos, 24-28.


sábado, 29 de julio de 2017

Investigar cualitativamente desde la psicología, una crítica al positivismo: diálogo con Gonzales Rey.

El planteamiento del autor trata sobre la comprensión de la complejidad de la mente y la exploración de la subjetvidad y la conciencia. La epistemología cualitativa busca abordar de forma científica la subjetividad, considerado como un sistema que interacciona y se transforma en relación a otros sistemas (lo contextual). 
Se presenta una crítica al positivismo: donde la psicología fue relegada al dogma de la cientificidad planteado por este paradigma, creyendo estar observando y consiguiendo evidencias medibles, además de replicables. Es decir, tendrían que ser reglas simples asimiladas por los estudiantes de la psicología; sin embargo, esta cientificidad no contribuye al entendimiento del sujeto desde su complejidad. El haber tomado el concepto de medida desde la ingeniería, nos da la respuesta a la asignación de una ciencia positivista. Un positivismo de poca relación con lo fenómenos psicológicos, salvo sean medibles y repetibles; que nos habla de validez y confiabilidad para la aprobación de un conocimiento como científico. Lo cual nos da a entender como una ciencia monopolizada entre lo positivista, medible y válido, en mutua relación con el intrumentalismo planteado por dicho modelo (el positivista).
En respuesta estos planteamientos del positivismo en la psicología, la investigación cualitativa propone argumentos que impliquen un debate teórico y  metodológico. En ese sentido, busca comprender la complejidad del ser humano (la subjetividad) desde una perspectiva heurística, e invención para producción de conocimiento mediante una metodología asociada al estudio de los procesos psicológicos.
Zavalloni (En González Rey, 2006) indica que la realidad en un sinfín de campos interrelacionados, y que el conocimiento tiene que ser pensado como un proceso constructivo y de interpretación, mas no de medición y término absoluto. El conocimiento y la realidad siempre está en constante construcción y resignificación; denominado por González Rey como “zonas de sentido”, en relación a las ideas de sentido subjetivo, textualmente serían espacios de inteligibilidad producidos en la investigación. Entonces, en el pensamiento se debería partir desde la creatividad del investigador, hasta un sentido especulativo (de curiosidad por saber y conocer) en  relación a los procesos subjetivos, trascendiendo a lo empírico. Y en lo metodológico se busca legitimizar lo singular para la producción de conocimiento desde ciertas aproximaciones ideográficas; pues el positivismo buscará una proposición de ley, donde el individuo es la sumatoria de una estadística más.
Plantea un método constructivo- interpretativo; pues nuestro conocimiento es de carácter interpretativo, que va más allá de sólo superar la validez y confiabilidad, de una construcción simplificada y arbitraria de la realidad. La construcción del conocimiento va en relación a  producir zonas de sentido. La epistemología cualitativa entendida como un proceso de comunicación, diálogo (como ontología humana) e interpretación mutua del espacio social y la resignificación de la información producida, donde el hombre permanentemente se comunica. 
Otro término importante es de la epistemología de la respuesta, que busca subvertir  el principio estímulo- respuesta (paradigma conductista domimante en el siglo XX). Lo que pretende lo cualitativo es que el sujeto sea protagonista de la producción de conocimiento, de información y los saberes. Además, el investigador será generador del pensamiento en relación a la investigación. En dos aspectos, uno de reflexión desde el investigador y el otro en el proceso de investigación (González Rey, 2006).
Un modelo cuantitativo  definido desde la perspectiva positivista en las ciencias sociales, será aquel que sólo enfatiza lo empírico y descriptivo de la investigación. De acuerdo a esto, la investigación se convierte un ejercicio instrumentalista y ateórico, de un recojo acumulativo de datos cuantificables y con verificación inmediata, de evidencias observables y estadísticas. La hegemonía del instrumentalismo, la cuantificación en su sentido más amplio y dominante, solo los instrumentos y técnicas se imponen a epistemologías teóricas de reflexión sobre la realidad. La aglomeración de información y clasificación de un conjunto de conocimientos existentes, mas no reinterpredos o producidos significativamente.
La ignorancia del positivismo sobre cuestiones importantes en la generación del conocimiento; ahora, tiene como respuesta un paradigma -cualitativo y reflexivo- que va desde el significado esencial de una producción teórica con ideas y modelos, de interpretación y reflexión. La postura de la epistemología cualitativa nos invita a pensar en una apuesta de construcción pruductiva del conocimiento y un método relacionado a la dialogicidad. Este último es planteando como un proceso de comunicación, y como tal será una vía para el conocimiento de lo subjetivo del individuo y de los espacios donde se desenvuelve éste, que de hecho también son interpretaciones de los sentidos subjetivos de diferentes individuos.
Comentarios
La lectura plantea un postura bastante atractiva, invita a reflexionar sobre qué tipo de ciencia y paradigma se está construyendo hasta ahora. Asimismo, cuestiona la fuerza de los términos y conceptos en relación a una modelo aún hegemónico (positivista), que más que buscar una producción teórica e interpretativa de la realidad, entiende sólo como esencial el recojo de información, la validez estadística, y una sumatoria de evidencias empíricas de comprobación inmediata como confiables en los científico. Cuyo modelo positivista termina siendo limitado, pues la producción de conocimiento de no tendría que ser el mero hecho de sumar opiniones y por ende sujetos.
Estoy de acuerdo con lo mencionado por Zavalloni (En González Rey, 2006) que la producción teórica va de la mano con la reflexión del sujeto e investigador, en cuanto a la información del proceso de investigación. No sólo expresado desde lo cognitivo, sino que también estará relacionado como un proceso subjetivo, que viene de la mano de su historia, creencias, representaciones, valores y otros aspectos que manifiesten su subjetividad, que nos otorgue un momento diferente de aproximación metodológica.
La producción del conocimiento no puede afirmarse como concluido, terminado e inminentemente un conocimiento final, porque a medida que vamos interaccionando con el sujeto y la realidad, el conocimiento también sigue modificándose y cambiando. 
El conocimiento per se, es un proceso de producción continuo, entre la permanente representación- reinterpretación de la realidad y el sujeto, en relación a una epistemología teórica que nos permita sustentar la producción de conocimiento.
Y cómo se dará esto ¿la producción de conocimiento? pienso que será mediante una reflexión epistemológica y teórica, que permita una psicología de creación del conocimiento (del carácter constructivo y de interpretación del conocimiento) y no sólo de recojo e importación de éste. 
Me queda claro que el  conocimiento está en construcción -constante construcción-, no como una categoría universal y definitiva; sino como una continuidad de nuevos conocimientos, denominado por el autor como zonas de sentido.
El respaldo teórico para la producción de conocimiento, en tiempos donde solo lo cuantificable, numerable y estadísticamente comprobable es válido; y investigador cree que los estudios pueden ser inciertos sin números y mediciones. Contrario a esto, la epistemología cualitativa brinda una alternativa de discusión sobre la realidad y construcción de conocimiento, pues el conocimiento va más allá de lo instrumental y estadístico. Es decir, el conocimiento merece una discusión teórica y se permite el uso de una metodología que no tema a especular, de darse idea y fantasear con los procesos subjetivos, y que permitan respaldar el potencial creativo del investigador.
Lo singular toma trascendencia cuando se vale de un modelo teórico para la interpretación de la realidad, ahí toma fuerza la necesita plantear un modelo epistemológico, y no solo un uso instrumental de la psicología. Además, lo singular también está marcado por el espacio social y cultural en el que se encuentra el sujeto.
Entiendo el rol esencial de la comunicación en la producción de conocimiento, pues este proceso de expresión simbólica (por medio de un sistema) y subjetiva, que puedan reflejar (interpretar) los sujetos sobre la realidad. Claro está, que la comunicación será aquello que nos permita ver a los participantes de una investigación, como parte de éste, es decir que también pueda implicarse desde sus intereses, deseos y contradicciones. 
La idea del conocimiento va más allá de extraerlo de la realidad, como su pusiéramos en un frasco y conglomerado de hojas (en un libro) para poder hacerlo científico; pienso que el conocimiento tiene que invitarnos a realizar un ejercicio interactivo  de producción e interpretación  constructiva de la realidad, mediante la comunicación y dialogicidad, junto a los sujetos del proceso de investigación.
Me quedo con lo planteada por Gonzáles Rey “hablar de metodología cualitativa implica un debate teórico epistemológico, sin el cual es imposible superar el culto instrumental derivado de la hipertrofia que ha implicado la consideración de los instrumentos como vías de producción directa de resultados en la investigación”. En ese sentido: la postura cualitativa implica una discusión y diálogo teórico, y  la psicología se valga de las epistemologías cualitativas para comenzar a reintepretar la realidad, incluso aquellos conceptos brindados por un modelo aún dominante como lo es el positivismo. 

Bibliografía 

González Rey, F. (2006). Investigación Cualitativa y Subjetividad. Guatemala: ODHAG.

miércoles, 19 de julio de 2017

Los denominados cholos

Al tratar sobre el pasado y presente de la vida cultural del Perú, podemos encontrar muchas aproximaciones y discrepancias. Como país, representamos lo que fuimos en el pasado, y también somos una serie de negaciones de la identidad cultural que tenemos en el presente y de cara al futuro. Pongamos por caso, lo que presentó Cecilia Mendez, cuando sustenta la identidad del cusqueño -del peruano-, nos da un ejemplo de estas contradicciones. Indica que el peruano cusqueño se siente orgulloso de su pasado inca y se enorgullece de la herencia arquitectónica como Machu Picchu y Saqsayhuaman o las expresiones culturales como el Inti Raymi. Sin embargo, en la vida cotidiana cuando una persona citadina (quien vive en las urbes de la ciudad) tiene a su costado -en la combi, la calle, el banco o algún espacio público o privado- a su paisano (persona que representa a un pueblo originario o indígena) de origen rural o campesino, termina despreciándolo. Es así, que lo deja de lado o simplemente lo cholea (término peyorativo de menosprecio hacia otro). Entonces, la tarea no solo sería pensar en el pasado y presente, sino también en el futuro que nos espera como nación, en preguntarnos si queremos un país inclusivo y pluricultural o un país exclusivo e intolerante a las diferencias.
            Podríamos mencionar a Clemente Palma y su tesis de El porvenir de las razas en el Perú, cuando señalaba que para mejorar como raza se debía inocular sangre europea/germana en la población, pues de por sí, la raza peruana era una raza inferior y triste. Este planteamiento me lleva a pensar que todavía existe en el imaginario social un sentido de valorar lo que viene de fuera- al blanco, al gringo, al europeo- y subestima al que está dentro- al paisano, al cholo, al indio, al provinciano, al negro, al mestizo, el indígena-. Los denominados cholos (a mi criterio también podrían ser denominados los criollos) ahora se han convertido en una población emergente, ahora son dueños de negocios, empresarios, profesionales, ocupan cargos públicos y privados; pero también son los sucios, los delincuentes, los que ocasionan desorden y son posibles terroristas ¿Serán este tipo de contradicciones que no nos permite aceptar el pasado y convivir en el presente como una nación? ¿Será que estos discursos no nos permiten pensar en un futuro compartido como país?
            Por otro lado, la vigencia de las políticas internacionales como el Convenio 169 de la Organización Mundial del Trabajo (OIT) sobre los derechos de los pueblos indígenas, como también políticas nacionales como el derecho a la consulta previa o la ley de lenguas indígenas, incluso la misma creación del Ministerio de Cultura son hitos importantes sobre políticas interculturales. Sin embargo, existe un reto aún más grande; que la población -los miembros de diversas culturas y grupos sociales- puedan convivir adecuadamente sin distinción de razas, culturas y condición social. No basta con tener la mejor ley de políticas interculturales, sino se trabaja con el imaginario social y nacional de ser un país diverso y pluricultural; trasmitiéndose en hechos como la libre determinación sobre recursos y territorios, el respeto de la cultura, la política y formas de vida de las sociedades que conforman el país. En ese sentido, el camino sería encontrar un diálogo intercultural. No obstante, habría que pensar en lo que José María Arguedas señalaba, que el Perú era un país de todas las sangres. Es decir, sustentaba que en esta diversidad de identidades y formas de vida, también se evidenciaban las inequidades hacia las amplias mayorías y privilegios de ciertas minorías. Arguedas visibiliza, el ejercicio  y hegemonía del poder de las minorías urbano-occidentales frente a las mayorías rurales y urbano-marginales.
            Montoya (2000) sustenta que entender al Perú como un país integral y de manera conjunta- en territorio, leguas, cultura, comunidades- es una tarea pendiente de la sociedad y la comunidad académica. Así también, eso no exonera que existan tensiones y enfrentamientos entre estas minorías desfavorecidas y las minorías que buscan conservar un espacio de confort o ciertos privilegios económicos y políticos. Entonces, valdría la pena plantear un ejemplo; qué difícil será ser ciudadano en un país como Perú con las siguientes características e identidad cultural y limitaciones de género como esta; es decir, ser mujer indígena, campesina, rural, con lengua quechua y analfabeta. En consecuencia, tocaría saber si realmente estamos preparados para poder brindar el acceso a derechos a los integrantes de un país con condiciones como las de esta mujer. Pareciera que, todavía existen ciudadanos de primera, segunda, y tercera categoría, en una sociedad con grandes brechas de desigualdad y exclusión. Sin embargo, también, existen espacios de encuentro, de cooperación y solidaridad, donde las comunidades y asociaciones se han ido organizando y ejerciendo su ciudadanía desde la participación activa y buscando vincularse con el otro, incluso a veces sin diferenciarse, sino integrando su origen cultural o social.
            En nuestra nación donde todavía se hablan más de 40 lenguas, y la existencia de diversas culturas y pueblos indígenas, queda pendiente repensar qué es realmente la ciudadanía. Además, del respeto de otras culturas extranjeras y las poblaciones migrantes. En ese sentido, en un país donde aún restringen el ingreso a ciertos espacios (como discotecas o restaurantes) a las personas que no cumplen con un genotipo específico o no pertenecen a una determina clase social, termina vulnerando los derechos de estas minorías y ejerciendo discriminación contra sus propios ciudadanos. Según Montoya (2000), el acceso a los distintos espacios se limita a los colores de rostros o en su defecto a los ingresos económicos de cada persona; es así, que las relaciones étnicas y culturales marcan una brecha importante entre los diferentes grupos sociales. Cabe mencionar, que en acuerdo con Montoya, el conflicto cultural termina siendo estructural.
            En relación a lo anterior, Rodríguez (2008) explica una realidad en particular: la trama histórica de la cultura afroperuana por ser visible y ser reconocida social y políticamente. Asimismo, se puede verificar que los integrantes de esta sociedad vivieron en condición de esclavitud, lo cual los llevó a vivir situaciones de sometimiento y vulneración de sus derechos. La sociedad afroperuana se ha visto precedida por distinciones como: los cimarrones, los palenques, los mulatos, los zambos, entre otros; y cada uno de estos han tenido protagonismo en diferentes espacios y tiempo entre la conquista y colonización, la República y el actual Estado del país. Estas manifestaciones, han llevado poco a poco a construir una ciudadanía desde la propia sociedad afroperuana; tales como las sublevaciones, las diferentes maneras de rebelión o la adquisición de libertad. Es un avance, que de alguna forma se estime la demografía y densidad poblacional de los afroperuanos, pues esto permitiría, primero, que sean visibles, y segundo, que puedan demandar y plantear políticas públicas inclusivas.

            En ese sentido, como diría Mattos Mar, el desborde popular ya no solo es de la sierra a la costa –la capital-; este crecimiento demográfico y la conquista de espacios públicos no solo se da por los denominados cholos, sino también por los negros. Por ejemplo, más allá que los negros sean cuidantes de un edificio (trabajo secundario o menos reconocido), ahora ejercen ciertos cargos públicos o puestos estratégicos en la sociedad; podría señalarse que ya no son vistos como seres inferiores (Rodríguez, 2008).

Bibliografía
            Montoya, R. (2000). Todas las culturas del Perú. Lima, volumen 4, número 6, pp. 7-24.
            Rodríguez, H. (2008). Negritud. Afroperuano: resistencia y existencia. Lima: Centro de Desarrollo Étnico, pp. 15-40. 

lunes, 10 de julio de 2017

De las minorías y el cosmopolitismo

Desde la ciudadanía multicultural se entiende al sujeto como parte de una diversidad y, que además pueda gozar de derechos particulares, especialmente los grupos minoritarios. De esta diversidad, se pueden identificar dos grupos; los poliétnicos y los nacionales, los cuales deben de cumplir con ciertas características como- tener un origen fundacional, y haber sido gobernado institucionalmente, tener una historia, cultura, y lengua común (Kymlicka, 1996). Asimismo, Appiah (2008) señala que la ciudadanía debe ser inclusiva entre las distintas culturas, que puedan promoverse distintos vínculos que permitan generar compromisos desde las personas hacia la sociedad y viceversa. Este ejercicio de reconocimiento debe tener el potencial de incluir la vida -cultura- de las personas en las distintas formas de convivencia social, lo cual pueda ser una manera de responder a la fuerza homogeneizadora de ciertos grupos frente a algunas minorías.
En ese sentido, de acuerdo a ambos autores la ciudadanía de por sí, debe de cumplir ciertas características y las minorías tendrían que ser consideradas y reconocidas por la sociedad en general. Por ejemplo, la ausencia del reconocimiento de estos, puede generar ciertas discrepancias e incluso conflictos con los grupos mayoritarios o que gozan de ciertas comodidades que Estado les provee, y la sociedad le concede; basta con revisar experiencias de conflicto como los que se dieron en Bagua, donde el Estado negó reconocer los derechos de los pueblos Awajun y Wanpis para poder decidir sobre sus tierras y ejercer sus derechos como pueblos indígenas sobre su territorio, esto terminó ocasionando un conflicto inmenso; a causa de la falta de reconocimiento de la cultura y la deficiente atención del Estado hacia estas poblaciones, que de por sí son étnico y culturalmente distintas a la mayoría hegemónica en nuestro país.
Kymlicka (1996) se ocupa de tres argumentos para explicar el marco liberal y su defensa de estos; entre ellos encontramos el argumento de la igualdad, el histórico y de la diversidad. En el primer argumento- de igualdad- discute, si será importante dar ciertos derechos especiales a las minorías o tendría que concederse derechos por general a todos, sin distinción de raza u origen. En esa línea, entiendo que no todos parten de una misma línea o piso homogéneo en la sociedad, existen ciertas mayorías beneficiadas por determinadas políticas, que muchas veces beneficia a una amplia mayoría y perjudica a ciertas minorías. Entonces ¿qué hacer para enfrentar esta situación de desigualdad de oportunidades y acceso a derechos? Desde lo planteado por el autor, se debería aplacar las desventajas de las cuales pueda tener una minoría relacionada con su pertenencia cultural, permitiéndole el acceso a ciertos derechos especiales y sobretodo a un tipo de justicia imparcial, que permita el reconocimiento de estas minorías en desventaja.
El segundo argumento- el histórico- indica, que los derechos de las minorías también han sido originados por pactos y tratados hechos por los pueblos indígenas; un ejemplo de este podría ser los derechos ganamos por los pueblos originarios en Perú, de hecho que fue a pulso y como consecuencia de un conflicto como el de Bagua, sin  embargo, pudieron demandar del Estado derechos como: el derecho a la consulta previa, el derecho al uso de sus lenguas originarias en el territorio nacional. Como también, este proceso y pacto nacional, generó que se pueda implemental el actual Ministerio de Cultura. De hecho que, estos pactos pueden ser de naturaleza nacional e internacional, como el convenio 169 de la Organización Mundial del Trabajo, donde los estados miembros se comprometen a proteger ciertos derechos de los pueblos indígenas originarios. Así también, se visibiliza la potestad de estos grupos minoritarios a su libre autodeterminación y que de esta manera puedan confederarse en un tipo de estado que le permita acceder a derechos concertados por ellos, y sean respetados en un espacio de convivencia voluntaria.
El tercer argumento -la diversidad- permite que puedan protegerse los derechos diferenciados de las minorías respecto a la cultura que tienen; es decir, que se respete la cultura, prácticas, vivencias y formas de vida de las minorías que sean diferentes a la mayoría hegemónica. Este argumento serviría como punto de quiebre y defensa de las menorías frente a situaciones de exclusión y discriminación. Queda pendiente el tema de generar una ciudadanía que permita reconocer a las poblaciones como sujeto de derecho; es decir, cuando se trata sobre las poblaciones en minoría, se debe de reconocer el derecho de estas a poder ejercer su derecho a voz, voto y veto en las decisiones que el Estado y la sociedad puedan tomar desde las políticas gubernamentales hasta procesos de participación, extracción minera, elección de sus representantes y la capacidad de poder oponerse frente a algo que pueda perjudicar su vida comunitaria y colectiva, entre otro procesos socioeconómicos y sociopolíticos.
Cuando Kymlicka (1996) menciona que se debe asegurar la defensa de las minorías, no solo lo hace como un ejercicio retórico de demostrar esta problemática, sino también como una perspectiva propositiva por generar mecanismos políticos, éticos y sociales por escuchar la voz de los que no la tienen. Asimismo, señala que la representación política de los grupos minoritarios debería ser reflejada en la diversidad de estos y su proporcionalidad dentro de los distintos poderes de los países –son solo del poder legislativo; entonces, eso haría que se garanticen derechos para estos grupos. Si este tipo de representación se daría en nuestro país, se podrían generar propuestas desde los legítimos representantes de estas minorías desfavorecidas, se podría mitigar ciertas vulnerabilidades a las cuales están expuestas las minorías pocamente representadas. Por ejemplo, los pueblos indígenas, la comunidad LGTBI, las comunidades campesinas, etc. Quienes de cierta manera no gozan de los derechos y presencia del Estado como la amplia mayoría de peruanos que viven en las ciudades o pertenecen a una clase social con ciertos matices occidentales (más por forma que por fondo), sin olvidar que somos un país de origen andino, amazónico y pluricultural.
Así también, desde una perspectiva crítica se podría decir que el camino representacional es complejo y complicado, ya que existen distintas maneras de buscar una representación, desde perspectivas legislativas que permitan el acceso a derechos de los grupos minoritarios, como también la generación de comisiones y representantes que puedan defender y proponer nuevas políticas para proteger a los que menos acceso tienen a la justicia, educación, salud, vivienda, etc. Además, indica que hay experiencias donde tener un representante de origen étnico al del grupo minoritario no garantiza que este pueda generar políticas favorables a estos, o que puedan generar acciones para organizar y fortalecer a estos grupos minoritarios. En ese sentido, se puede plantear una representación especial, que permita el respeto de los derechos del grupo al cual representa, pero también tiene que respetar a la mayoría que está favorecida. Es así, que este proceso, debe igualar las situaciones de desventaja y desigualdad económica y política de los grupos desfavorecidos, por el reconocimiento y reivindicación de los derechos de quienes vivieron una condición de inequidad y exclusión (Kymlicka, 1996).
Appiah (2008) plantea un concepto importante denominado como ciudadanía del mundo -cosmopolitismo-. Y de hecho, genera una cierta atracción el valor testimonial del texto, además que, pretende explicar desde la filosofía griega con Diógenes, Cicerón, entre otros de la época, las identidades individuales y colectivas que se puedan generar. Asimismo, estas identidades se resignifican a nivel personal, regional y nacional, cada una desde un punto de vista distinto pero compatible con lo que pueda darse dentro de un contexto de convivencia social.  
La idea del cosmopolitismo como el reconocimiento universal del cuidado del ser humano, y además de esto reconoce la diversidad que pueda existir, en relación a la tolerancia entre los hombres, a sus conocimientos y a sus prácticas; de una relación dialógica entre diversos grupos, diversas creencias y religiones, diversas razas y étnicas, y culturas, incluso un diálogo de distintas naciones y nacionalidades (Appiah, 2008). Este ejercicio y vínculo relacional debe darse entre lo general, específico y particular; por ejemplo, en el mundo existen identidades regionales, entre europeos y latinoamericanos, identidades dentro del mismo país, como negros, cholos, mestizos, etc. Es así, que el cosmopolitismo de por sí, respeta las culturas como a las personas mismas, las considera importantes dentro del sistema social y político, haciendo responsable al ser humano de sus actos, de su vida. De esta manera pueda contribuir a construir un sistema donde prime la escucha, el aprendizaje y la conversación genuina de quienes conviven en un mismo sistema político, económico, social, religioso, entre otros y se pueda generar una mejor convivencia desde las distintas miradas- pensamientos- culturas- sociedades.
En la entrevista que le hace Gamper en mayo del 2008, Appiah señala algunas reflexiones importantes en torno a su obra del cosmopolitismo, como por ejemplo establecer una conversación auténtica sin mayor número de presupuestos, sino más bien la disposición de querer conversar y compartir con el otro; y en realidad, creo que la idea de Appiah es que las personas se dejen impactar por el otro, por su cultura y su propia vida. Indicando que un valor primordial es la ética en las personas-la cual va más allá de los parámetros morales, en ese sentido esta ética permita configurar sus acciones y disfrutar de su libertad sin hacer daño. Ahora bien, los ejemplos que el autor presenta son expositivos y representativos, lo cual permite a lo que él deliberadamente tiene la intención de llegar, que es la reflexión teórica a partir de ejemplos prácticos; incluso lo que señala, que por más que fallemos en la teoría, en la práctica las personas cosmopolitas tienen que ejercer un sentido común de querer mejorar y convivir junto al otro, podría interpretarse, que la persona sea feliz, y esto lo hace a través de casos reales y concretos, como su valor testimonial de compartir su historia familiar, los ejemplos diversos de Europa o los inmigrantes en Estados Unidos, entre otros. Ahora bien, estas reflexiones a partir de ejemplos y conceptos sustentados por el autor me interpelan sobre lo que realmente se está viviendo en nuestro contexto; de un país que todavía excluye de la ciudadanía a sus habitantes y que otorga ciertos derechos a unos y restringe a otros de los mismos. Queda un camino pendiente (abismal), por entender el sistema cultural y social, tan complejo y diverso, distinto y con similitudes locales, regionales y nacionales. De hecho, el reto está en encontrar aproximaciones entre las culturas hacia la búsqueda y total encuentro de un cosmopolitismo compartido.
Conclusiones
-       En ciertas decisiones de gobierno, las mayorías eligen desde su estado de confort, desde el velo de vivir en un sociedad unidimensional; la cual genera un suerte de pensamiento -que viven en un sola cultura- y que las demás son irrelevantes para la vida social, económica y política del país.
-       La vida política, cultural y social de un país debe estar garantizada de cierta manera por un cuota representativa grupal para que las poblaciones menos favorecidas puedan tener un suerte de representación especial que les permita ser escuchados y ser identificados como parte de un país desde sus propios representantes y, hacer que reste de una mayoría hegemónica pueda reconocerlos como ciudadanos dignos de respeto y merecedores de una sociedad que antes de excluir, pueda convivir con todos y para todos.
-       Las minorías, aparte de tener voz en el sistema político de un país, también puedan expresar sus preocupaciones y aspiraciones dentro un contexto democrático que los acoja y no los expulse.
-       El hombre cosmopolita moderno, es aquel que puede reconocer lo universal de ser humano, digno de respeto y buena convivencia, pero también tiene la capacidad de poder reconocer la diversidad de culturas que pueden existir en su entorno, sin desvalorizar ni vulnerar al otro; no por un gesto altruista de respeto y tolerancia, sino como un hábito de respetar al otro por el solo hecho de su condición humana.
-       Las identidades tienen que construirse desde el reconocimiento del otro, de manera individual o colectiva, pues será esta mirada la que permita ver a las personas más allá de su individualidad y puedan generar vínculos de solidaridad.

Bibliografía
-       Kymlicka, W. (1996). Ciudadanía multicultural. Barcelona: Editorial Paidós, pp.151-209.

-       Appiah, K. (2008) Mi cosmopolitismo. Barcelona: Centro de Cultura Contemporánea, pp. 9-80.

jueves, 6 de julio de 2017

Pensando en "Los Rendidos de José Carlos Agüero"...sobre la condición de rendirse, ser víctima y perdonar

Recuerdo que el año pasado asistí a la presentación del libro de Agüero en la Universidad Ruiz de Montoya. Me fui a casa con ejemplar del mismo, claro, al mismo tiempo me llevé un montón de preguntas sobre lo que había dicho el mencionado escritor en la conversación de ese día.
Bueno, hace unos días me animé a leerlo, con cierto entusiasmo con cierta pereza.  
Este libro, que viene de una serie de experiencias vividas por Agüero, quien dice que fue hijo de dos personas que pertenecieron al PCP-Sendero Luminoso nos explica un proceso personal, pero a la vez una apuesta política por poner temas tan controversiales como la violencia política y sus víctimas e involucrados en boga. Bueno algunas interrogantes quedaron conmigo también ¿Desde qué postura señalamos al otro? ¿con qué valores podemos juzgar a alguien y su pasado? ¿tenemos el deber y derecho de hacerlo? .
Es así que llego a algunas reflexiones: Los Rendidos, me parece un texto interesante de ser compartido en familia (y necesario de ser pensado personalmente), sobretodo en un país con amplias polaridades entre nosotros, estigmatizaciones y señalamientos. Basta con decir que vienes de tal o cual lugar, y te digan que eres de tal línea o no, o alguien te diga que eres rojo, caviar, terruco, o que eres de derecha o eres de izquierda. Basta con decir tu apellido o escuchar tu forma de hablar para que un montón de prejuicios te caigan encima (como un corte comercial sin previo aviso).
El autor no comparte sobre el "estigma": a mi entender, el estigma como aquella etiqueta otorgada hacia quien hizo algo contra alguien, como decirle que vienes de ese lugar y serás así por siempre (el pueblo, el partido, el Estado, tu familia, tus amigos). Pero también se pregunta, cuán difícil puede ser acercarse a alguien sin prejuicio alguno ¿cómo acercarse a enemigo de antaño, al culpable?
Cuando trata sobre la "culpa": dice que alguna vez pidió disculpas por los actos de sus padres, pero terminó recibiendo algunas palabras de rechazo, como también cierto tipo de perdón. En mi caso, muchas veces me he sentido culpable por actos propios a veces por la de los demás. Pienso que la culpa, a pesar de todo, ayuda en un primer momento, la culpa como la conciencia de la responsabilidad. Si  la vemos como sociedad, podríamos acercarnos más a un problema particular (el de la víctimas del víctimas del conflicto armado interno) por una responsabilidad colectiva, que el asunto termina siendo público. 
"Los Rendidos"